Según las investigaciones previas de la autora de "La fotografía como documento social" y "la Historia gráfica de la fotografía", un grupo de diputados, en el mes de junio de 1839, propuso que el estado adquiriera el invento de la fotografía para hacerlo público. Así la fotografía ingresó a la vida pública de este país y de muchos otros. El nuevo invento despertó el interés de todo el mundo, pero su imperfección técnica y los muchos gastos que requería ponerlo en funcionamiento, sólo la hicieron asequible, al comienzo a la burguesía. Años más tarde y por el interés del público en ella, así como por la importancia económica que se le daba, se realizaron esfuerzos para mejorar la técnica con el fin de disminuir el precio de los aparatos y todos sus accesorios. Al conseguir esto, la fotografía se convirtió en un nuevo instrumento de trabajo, lo que representó un nuevo medio de ingreso para el país y para todos aquellos retratistas que quedaron sin trabajo con la invención de la fotografía.
Así la sociedad se vio sometida a este nuevo invento el cual poco a poco fue abriéndose paso en la sociedad y convirtiéndose en un medio prácticamente indispensable para toda actividad. Este impacto social es más evidente a la hora de ver el cómo la fotografía en este contexto se convirtió en una nueva forma de trabajo y por lo tanto de ingreso para la sociedad como también en el nuevo y más eficaz medio de comunicación por su fácil propagación y asequibilidad para todos los estratos sociales.
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